Jouissance/Pilar Cossio
La caligrafía de Pilar rezuma una poética de voyeur, de viajera
que combina cicatrices con heridas, tatuajes con collages,
ciudades con estaciones. Pilar es Turín, París, Florencia, Beirut,
Essaouira, Roma, Londres, Santander…
Un viaje interior de destinos, equipajes de luces y sombras y una cartogafía de sueños y
deseos, pero también de desiertos, puertos, costas y cafés. En Pilar
siempre habita un rastro de jazz, una improvisación alada, como todas
las que merecen la pena, inasible, pero que, como la vida, mancha y
luego ya no puedes dejar de preguntarte por esos colores desmayados, ni
por las figuras que tratan de escapar de la instalación, ni por esas
ciudades invisibles, inventadas, habitadas, vacías que integran nuestra
memoria de arena.Baile aéreo, iluminado en mitad de la estancia, danza pausada,
mujer-pájaro que vuela entre pasillos, playas, ascensores, invertida
hacia el interior del pozo-espejo, generando misterio, la distancia que
hace necesaria la recreación y la evidencia del sentido de la
instalación que nos llama desde el fondo del abismo; o la de la postura
transgresora, la que opta por la vivencia directa, de una imagen
virtual, por la mirada en el fondo del espejo, mejor o peor que la
imaginada, siempre distinta porque su naturaleza es de otro orden. Hay
una construcción sobre el vértigo en esos trajes o cuerpo suspendidos,
invertidos, que se miran y se abisman solitarios.
(extracto)G.Balbona. 2016