Pilar Cossío
La Sal
(de 30 de marzo a 27 de mayo de 2006)
PILAR COSSÍO EN EL MUSEO DE BELLAS ARTES DE SANTANDER
El Museo de Bellas Artes del Ayuntamiento de Santander presenta la muestra “La Sal” de Pilar Cossío configurada por las nuevas creaciones de la artista cántabra, exposición comisariada por Salvador Carretero Rebés, director de la pinacoteca. El proyecto lo conforman una decena de obras, entre piezas que conforman una particular instalación, obras de concepto escultórico o exento, fotografías, dibujos… Podrá ser visitada desde el 30 de marzo hasta el 27 de mayo.
Otros vendrán que juzguen tu arte, que lo describan y clasifiquen, que no estaré yo entre ellos. Me encuentro ya hace tiempo muy lejos de contemplar así tu obra, y la de otros también, con la mirada crít ica, con la palabra que disecciona, con la pluma que perfila difíciles contornos, con la cita que redunda. Hora es, por el contrario, de sentirla libremente y, si me lo permites, de recrearla literariamente, como quien tiene en sus manos una rara flor que exhala una penetrante fragancia que le sugiere mundos nuevos de visiones imposibles. Porque imposible es encontrarse al tiempo en los dos lados del espejo, como tantos pretenden; y porque imposible es también caminar y estar sentado a la vez. Tú lo sabes. Y, quizá por ello, ahora nos muestras un estrado, un bureau pour une femme, así lo denominas, pleno de imágenes ensoñadas de ciudades y lugares que en otro tiempo tus pies han ido hollando: Turín, París, Padua, Villa Emo, de Palladio, en el Veneto, Hamburgo y otros más que no reconozco; y hablas también de transhumancia, es decir, de un continuo viajar, quizá refiriéndote a tus conocidos y constantes trasiegos, de los que conversar con todas aquellas personas a las que permites acceder a tu estrado, donde permanecer contemplando tus recuerdos, tus fotografías, tus collages de entretejidas imágenes de ambos lados de la realidad, ya sólo casi meros nombres, y también esos zapatos ahora vueltos exquisita escultura de pared, delicados en su quietud, posados sobre un transparente metacrilato, casi etéreos, casi alados.
Parece como si quisieras descansar, tener tu pequeño rincón donde gozar de tus recuerdos, donde pensar en la manera de atravesar, tú lo dices, nuestro tiempo; en fin, “una visión del mundo desde una posición itinerante”. ¿Andar y estar quieta, sentada, todo al tiempo, quizá? Eso es imposible, insisto. Quizá por eso sea solamente, en fin, un pequeño lugar desde donde construir tu ciudad ideal, como la veneciana Cristina de Pizán, que, viviendo en París, como tú, nos legó la Ciudad de las Damas, ese compendio de feminismo avanzado para su tiempo, valiente y lúcido, entonces ideal, y ahora aún probable, y que, por suerte elegida o impuesta, sigue siendo como esa jouissance femenina de la que también hablas, un goce si no secreto, sí reservado, íntimo, que se autoexcluye en su estrado, y al que pocos, pocos, tienen en verdad acceso. El estrado es un elemento habitacional español, de origen árabe, que estuvo muy en boga en el Renacimiento y en el siglo XVII, y propio de las damas de posición, constituido por una tarima alfombrada, protegida de las paredes por tapices y cojines, a los que se sumaban braseros, escritorios y otros muebles, creando así una atmósfera de recatado recogimiento, de lectura y oración, como también de alegre regocijo, pues allí recibían asimismo las mujeres a sus amigas para conversar y hacer música, entre otras actividades. En este sentido, la instalación que planteas en la exposición, donde se conjugan memoria, contemplación y éxtasis, rememora ese espacio entonces exclusivo, pero ahora ya no tan excluyente, pues de alguna forma, al hacerlo en un recinto público, nos entregas libremente a todos las claves de tu quehacer vital y de tu visión del mundo: luz, espejo, movimiento, quietud y contemplación extática. Un lugar que se quiere instalar entre la realidad y el deseo, eterno dilema que intentas resolver con las armas de tu arte, superponiendo fotografía, dibujo, pintura y palabra, collage todo ello de un mundo improbable, más simbólico que referencial, pero siempre estimulante. Ese lugar de ensimismamiento y reflexión, en donde a partir de tus recuerdos y, sobre todo, del consejo de la experiencia y la razón, animas la construcción de una quimera, el arte, única ciudad posible.
Fernando Zamanillo Peral
28 de febrero de 2006.
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De lunes a viernes : de 10:15 a 13:00 y de 17:30 a 21:00 Sábados: de 10:00 a 13:00
MUSEO DE BELLAS ARTES DE SANTANDER
C/ Rubio , 6 · 39001 SANTANDER